octubre 01, 2017

Inicios de la Era Nuclear

INICIOS DE LA ERA NUCLEAR

—Fascinante y aterradora. Amenazadora, devastadora, plena de grandes promesas y grandes amenazas.
—Un selecto grupo de científicos fueron destinados a desarrollar un arma de destrucción masiva inimaginable en la historia de la humanidad de todos los tiempos.

En julio de 1945, el General del Ejército de Estados Unidos Leslie Groves informó al alto mando del ejército que se tenía lista la bomba cuya fabricación le había sido asignada, y en sus detalles finales otras dos; se le autorizó someterla a prueba la madrugada del día 16 de ese mismo mes y año.

Una caravana de camiones enfiló hacia el desierto. En uno de ellos era transportado el artefacto. Los vehículos se detuvieron luego de recorrer 320 kilómetros, en un sitio conocido como Alamogordo. Los ingenieros montaron una torre metálica de seis metros de altura, donde fue colgada la bomba. Los puestos de observación y control se habían colocado a diez, quince y veinte kilómetros del punto cero.

La cuenta regresiva comenzó. Eran dos años de ardua y constante investigación, pero no todos estaban tranquilos. Temían que algún imponderable pudiera derivarse, con consecuencias imprevisibles.

A las 05,29 horas del 16 de julio explotó; se produjo un resplandor enceguecedor seguido en segundos por la elevación de una bola de fuego sobre el área de la explosión que se fue elevando hasta adquirir la forma de un hongo.

Ninguno de los observadores, de acuerdo a las instrucciones recibidas, miró directamente, pese a que se encontraban con anteojos oscuros. Un par de segundos, después, los más audaces se atrevieron. Un globo de fuego crepitante ascendía vertiginosamente, como si quisiera tragarse el cielo.
El testimonio del periodista William Laurence, destacado por The New York Times, bajo juramento de no revelar el secreto, es sobreacogedor: “Fue como el gran final de una poderosa sinfonía de los elementos: fascinante y aterradora. Amenazadora, devastadora, plena de grandes promesas y grandes amenazas. En aquel momento comprendimos la eternidad. El tiempo se detuvo. Fue como si la tierra se hubiese abierto y el cielo se hubiera desgarrado.”

El 16 de julio de 1945 se puso a prueba El proyecto Manhattan, una de las empresas científicas más ambiciosas de todos los tiempos. Bajo la dirección de Robert Oppenheimer el gobierno de los Estados Unidos reunió a un selecto grupo de científicos, entre los cuales se contaron algunos exiliados por las guerras europeas, destinados a desarrollar un arma de destrucción masiva como nunca se había podido imaginar en la historia.

 La investigación se empezó a desarrollar alrededor de una fuerza que el hombre apenas había empezado a comprender: la energía liberada por fisión nuclear.

La historia relata que mucho antes de que Estados Unidos ingresara oficialmente a la Segunda Guerra Mundial algunos científicos refugiados en territorio norteamericano advirtieron que los nazis se encontraban desarrollando un arma atómica y que los alemanes estarían dispuestos a utilizarla en caso de ser necesario. Estos rumores fueron tomados muy seriamente por algunas personalidades, entre ellas Albert Einstein. Este último decidió escribirle al presidente del país sugiriendo el comienzo de un proyecto que les permitiera a los estadounidenses adelantarse a los alemanes en este desarrollo. El gobierno de Estados Unidos decidió en ese momento hacerse mucho más destructivo que el nazismo mismo y extender su poderío masiva y mundialmente, mucho más allá que el proyecto de Adolf Hitler que se limitaba al continente europeo.

El presidente Franklin D. Roosevelt dio vía libre al proyecto el 9 de octubre de 1941. La investigación requirió el personal y equipamiento de varias universidades del país, lo que supuso un desafío todavía mayor porque debía adelantarse con la mayor discreción y secreto posible.

El ataque japonés a Pearl Harbor despejó cualquier duda que existiese sobre el proyecto y sirvió de excusa para dotar de más capital y apoyo a la investigación. El Proyecto Manhattan tuvo una larga serie de tropiezos a lo largo de su ejecución, entre ellos la demora y cruce de opiniones contrarias ocasionadas por la famosa teoría de Edward Teller quien mencionó la posibilidad de que la atmósfera terrestre se incendiase como resultado de una reacción en cadena ocasionada por la bomba. 

Finalmente el 16 de julio de 1945 la investigación tuvo su culmen con la ejecución de la Prueba Trinity, en Alamogordo, Nuevo México. La bomba detonada usaba como material fisionable plutonio, una de las dos opciones que se escogieron para la elaboración de las dos bombas que resultaron del proyecto. La bomba fue detonada a las 05:30, hora local, el dispositivo explotó con una energía equivalente a 19 kilotones, equivalentes a 19000 toneladas de TNT. La explosión dejó un cráter en el suelo desértico de 3 metros de profundidad y 330 metros de ancho. Como resultado de la prueba una enorme nube en forma de hongo cubrió el cielo de Nuevo México por varios minutos. La operación resultó ser todo un éxito.

Trinity —nombrada así en honor a una poesía de John Donne— se convirtió en un hecho que cambió la perspectiva de la historia para siempre: los seres humanos acababan de desatar una invención que podía acabar con su propia existencia. Como consecuencia, quizás inesperada, la vida comenzó a percibirse en toda su fragilidad. Comenzaba la Era Nuclear.

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