febrero 09, 2018

Química Verde, dioxinas


Química sostenible

Entre los mayores inconvenientes de la química y de la industria química se encuentra el problema de la generación de residuos y de productos que afectan el medio ambiente, ocasionando que la química tenga una imagen negativa ante la sociedad, pues en muchas ocasiones se destacan más los aspectos negativos que los positivos.

No obstante, la industria química no es la única causante de la emisión de contaminantes al medio ambiente. La producción de energía (eléctrica, nuclear), el transporte y la industria metalúrgica y papelera también generan gran cantidad de emisiones contaminantes a la atmósfera y efluentes hacia ríos, quebradas, acequias y mares. Además existen sectores no asociados con la producción de productos químicos pero que requieren del uso de estos en sus procesos productivos, como el uso de agroquímicos y fertilizantes por el sector agrícola o la industria minera.

En los inicios de la industria química se tenía la percepción de que los recursos naturales eran infinitos y que el uso y explotación indiscriminada no tendríai ningún efecto sobre el medio ambiente. Esta percepción comenzó a cambiar a mediados del siglo XX cuando, al final de la Segunda Guerra Mundial, hubo un crecimiento explosivo en la demanda y producción de productos químicos, lo que ocasionó la aparición de una conciencia ecológica derivada de la aparición de los efectos de la emisión de contaminantes a la atmósfera y los efluentes. En los años recientes esta conciencia ha sido reforzada por el cambio climático derivado del calentamiento global producto de la emisión de gases con efecto invernadero.

La aparición de estos efectos sobre el ambiente incitó al desarrollo de legislaciones que tenían como finalidad abatir la emisión de contaminantes al medio ambiente. En general, el objetivo de estas leyes era implantar límites a las emisiones de gases y líquidos al ambiente, generalmente a través de la implementación de sistemas que atraparan los contaminantes.

Este enfoque comenzó a cambiar por otros más eficientes, como el desarrollo de procesos de producción que disminuyeran o eliminaran la generación de emisiones contaminantes, así como la producción de compuestos con mejores propiedades y que pudieran ser reprocesados o biodegradados a sustancias inocuas para el medio ambiente.

Existen en nuestro planeta alrededor de 12 millones de sustancias químicas, de las cuales unas cien mil son utilizadas en producción de diversos materiales usados en la vida diaria. De estas, alrededor de tres mil son producidas en gran escala (miles a millones de toneladas por año), y en su gran mayoría no se conocen sus efectos sobre la salud humana o sobre el medio ambiente. Por otro lado, se han caracterizado alrededor de 600 sustancias cuyo uso ha sido restringido o totalmente prohibido.

Esto ha estimulado a los químicos a estudiar la obtención de compuestos que posean las propiedades deseadas en función de su utilidad pero que carezcan

de las propiedades dañinas al medio ambiente, así como al desarrollo de procesos de producción que eliminen o
minimicen la generación de emisiones contaminantes.

La reducción en la emisión de contaminantes puede ser reducida de diversas maneras, como el empleo

de rutas que reduzcan la generación de subproductos, con la consiguiente maximización del aprovechamiento de las materias primas. Por otra parte, el empleo de catalizadores puede ayudar a reducir la generación de subproductos de desecho, pero además puede ayudar a reducir el consumo de energía de los procesos de producción. De esto se desprende lo que hoy se conoce como “desarrollo sustentable”.

En algunos países se han establecido normativas legales para la reducción de las fuentes de contaminación como prioridad para solucionar los problemas ambientales. La aprobación de estas leyes, y por consiguiente, su aplicación, dignificó un alejamiento de los antiguos conceptos de control de la contaminación como el control de las emisiones hacia la prevención de la generación de emisiones, esto es, se aplica el concepto de que es mejor prevenir que remediar. Para lograr esto se requiere de la coordinación de las diversas disciplinasn involucradas en la generación de productos químicos.

Estas iniciativas han dado origen a la aparición de lo que hoy conocemos como “química verde” o “química sustentable”.

El concepto de química verde esta íntimamente asociado con la prevención de la contaminación ambiental mediante el diseño de procesos y productos químicos que no posean propiedades dañinas al medio ambiente.

La misión de la química verde la encontramos en laá página web del Green Chemistry Institute (http://www.acs.org/greenchemistry) y viene definida como "promover el desarrollo y uso de tecnologías químicas innovadoras que reduzcan o eliminen el uso o generación de sustancias dañinas en el diseño, manufactura y uso de productos químicos”

La Química sostenible, también llamada química verde, consiste en una filosofía química dirigida hacia el diseño de productos y procesos químicos que implica la reducción o eliminación de productos químicos (para los materiales, las personas y el medio ambiente. Actualmente sus bases se resumen en 12 principios que se detallan más adelante. Por lo tanto, la química sostenible se centra en las reacciones y procesos que se llevan a cabo en la industria química e industrias afines. Es necesario distinguirla de la química ambiental, que estudia el comportamiento de los compuestos químicos (naturales o sintéticos) en el medio ambiente. También hay que destacar que la química sostenible tiene un carácter preventivo (evitando, en la medida de lo posible, la generación de productos peligrosos), mientras que la remediación medio ambiental se dirige hacia la eliminación de productos dañinos que ya se han vertido a la naturaleza. La química verde o sostenible se trata de aplicar en distintos ámbitos de la química tales como la química orgánica, la química inorgánica, la bioquímica, la química analítica, la química física, la química farmacéutica, la ingeniería química, o la ciencia de polímeros. La denominada química click[2]​ se enmarca dentro de los principios de la química verde o sostenible, ya que busca la máxima eficiencia atómica de los procesos y el minimizar el número de pasos para lograr cierto producto.
Doce principios constituyen los fundamentos o bases  de la química verde, estos principios ayudan a explicar el significado de la definición en la práctica. 

Los principios cubren conceptos como:

*i) Prevención. Es mejor prevenir la formación de residuos que tratar de limpiar después de su formación.
*ii) Eficiencia atómica. Los métodos sintéticos deben ser diseñados para conseguir la máxima incorporación en el producto final de todas las materias usadas en el proceso.
*iii) Síntesis segura. En cuanto sea posible, se deben diseñar metodologías sintéticas para el uso y la generación de sustancias con escasa o nula toxicidad humana y ambiental.

*iv) Productos seguros. Se deben diseñar productos químicos que, preservando la eficacia de su función, presenten una toxicidad escasa o nula.

*v) Disolventes seguros. Las sustancias auxiliares (disolventes, agentes de separaciónseparación y otras) deben resultar innecesarias en lo posible y, cuanto menos deben ser inocuas.

*vi) Eficiencia energética. Las necesidades energéticas deben ser consideradas en relación a sus impactos ambientales y económicos. Los métodos sintéticos deben ser llevados a temperatura y presión ambiente.

*vii) Fuentes renovables. Las materias de partida deben ser renovables y no extinguibles, en la medida que esto resulte practicable técnica y económicamente.

*viii) Evitar derivados. La formación innecesaria de derivados (bloqueo de grupos, protección/desprotección, modificación temporal de procesos físicos/químicos) debe ser evitada en cuanto sea posible.

*ix) Catalizadores. Los reactivos catalíticos (tan selectivos como sea posible) son superiores a los estequiométricos.

*x) Biodegradabilidad. Los productos químicos han de ser diseñados de manera que, al final de su función, no persistan en el ambiente, sino que se fragmenten en productos de degradación inerte.

*xi) Polución. Se deben desarrollar las metodologías analíticas que permitan el monitoreo a tiempo real durante el proceso y el control previo a la formación de sustancias peligrosas.

*xii) Prevención de accidentes. Las sustancias y las formas de su uso en un proceso químico, deben ser elegidas de manera que resulte mínima la posibilidad de accidentes.


Un ejemplo clásico del empleo de la Química Sostenible es la modificación de la síntesis tradicional del ibuprofeno, en un complejo proceso de seis etapas, con alto costo energético, bajo rendimiento y con costo adicional del reciclado y gestión de residuos. Algunos nuevos métodos desarrollados son más "verdes", más sostenibles sostenibles pues emplean únicamente tres etapas y la mayoría de los átomos de los reactantes pasan finalmente a formar parte del ibuprofeno, sin generar un gran número de residuos.

Otros ejemplos de química sostenible o verde que pueden aclarar este concepto y se aplican en el día a día en diversos procesos de fabricación y en los propios productos finales son:
Extintores verdes: usan surfactantes biodegradables que sirven para crear espumas extintoras para los incendios.
Ácido poliáctico: es otro componente sostenible usado en química verde para diseñar materiales biodegradables de dsitintos tipos.
Productos para reducir el plomo:biocombustibles, catalizadores en automóviles y gasolina sin plomo, etcétera.
CO2 supercrítico: mezclado con un humectante es perfecto para eliminar grasa de los tejidos, usado en tintorerías como sustituto del percloroetileno que es perjudicial. Si se mezcla con ácido peracético y agua es un buen producto sostenible para lograr la esterilización de materiales a bajas temperaturas.

Un excelente campo de estudio para la Química Sostenible lo representan las dioxinas. Estos son compuestos químicos producidos desde los procesos de combustión que implican al cloro. El término dioxina se aplica a los policlorodibenzofuranos, PCDF, y a policlorodibenzodioxinas, PCDD.

El problema con las dioxinas es que derivan hacia contaminantes ambientales persistentes. Las dioxinas se encuentran en el medio ambiente por todo el mundo y debido a su persistencia se van acumulando a lo largo de la cadena alimentaria, principalmente en el tejido adiposo de los animales debido a su solubilidad en las grasas. Los productos de origen animal son los mayores contribuyentes a la ingesta de dioxinas por los humanos

Las dioxinas son fundamentalmente subproductos de procesos industriales, aunque también pueden producirse en procesos naturales como las erupciones volcánicas y los incendios forestales.

 Las dioxinas son subproductos indeseables de numerosos procesos de fabricación tales como la fundición, el blanqueo de la pasta de papel con cloro o la fabricación de algunos herbicidas y plaguicidas. En cuanto a la liberación de dioxinas al medio ambiente, la incineración no controlada de desechos (sólidos y hospitalarios) suele ser la causa más grave, dado que la combustión es incompleta. Existe tecnología que permite la incineración controlada de desechos con bajas emisiones.

Se afirma que las dioxinas no se fabrican deliberadamente, excepto en pequeñas cantidades para trabajos de investigación, pero la Guerra de Vietnan demuestra lo contrario.

Hay varios cientos de dioxinas y furanos. Una simple dosis de 6 millonésimas de gramo de la dioxina más letal, la 2,3,7,8-TCDD, puede matar a una rata. Todavía no se sabe bien cómo afectan -puntualmente- a los humanos estas sustancias. Se ha podido observar la acción de estos compuestos cuando alguna persona ha quedado expuesta por accidente a ellas, pero en estos casos sólo se puede conocer la dosis que han recibido muy aproximadamente. Por esto es arriesgado pronunciarse sobre los efectos que producen las distintas dosis, especialmente cuando hablamos de contacto con estas sustancias durante periodos de tiempo largos.

La dioxina 2,4,5-T es uno de los componentes del Agente Naranja, arma química utilizada por Estados Unidos en la Guerra de Vietnam.

Las dioxinas tienen elevada toxicidad y pueden provocar problemas de reproducción y desarrollo, afectar el sistema inmunitario, interferir con hormonas y, de ese modo, causar cáncer.​ Cuando algunas personas han estado expuestas a altas concentraciones de 2,3,7,8-TCDD han tenido cloracné, con efectos que puede durar décadas eliminar.

Recientemente se ha encontrado una asociación de las dioxinas con la génesis de la endometriosis, una enfermedad ginecológica caracterizada por el crecimiento del tejido endometrial por fuera de la cavidad uterina y que puede ocasionar dolor pélvico, dismenorrea o dolor menstrual e infertilidad.

A muchos investigadores preocupan más los efectos a largo plazo que pueden darse en personas expuestas a dosis muy bajas, que no provocan efectos apreciables a corto plazo. El problema con este tipo de sustancias es que no se eliminan con facilidad (tardan cinco años en reducirse a la mitad ni se degradan y, por tanto, van acumulándose en los tejidos. En experimentos de laboratorio con animales se ha comprobado que dosis no letales pueden producir cáncer, defectos de nacimiento, reducción en la fertilidad y cambios en el sistema inmunológico.

Múltiples estudios realizados con personas expuestas a estos productos han asociado exposición a las dioxinas con un aumento de probabilidad de cáncer, por otra parte, existen estudios que atribuyen, tras un seguimiento de 23 años después de cerrada una planta química en Hamburgo, qur han concluido que la mortandad de sus trabajadores por cáncer ha radicado en la exposición a los compuestos PCDD/F.​ Un estudio hecho por investigadores suecos  halló proporciones anormalmente elevadas de un extraño tipo de cáncer entre personas que trabajaban con herbicidas que contenían muy pequeñas cantidades de 2,3,7,8-TCDD. Pero estudios similares en otros países no han confirmado este resultado. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos considera el estudio de los investigadores suecos como una evidencia importante pero no adecuada de que estos productos producen cáncer en humanos. De todas formas recomienda que se considere a éstas sustancias como probablemente cancerígenas, ya que ha causado cáncer en animales en experimentos de laboratorio.

Las dioxinas y los furanos también reducen el éxito reproductivo en los animales de laboratorio al provocar nacimientos de bajo peso, camadas más pequeñas y abortos prematuros. Los problemas sólo suceden cuando es la madre la expuesta al 2,3,7,8-TCDD, nunca cuando es el macho, lo que demuestra que no se produce alteración del ADN, sino alteraciones en el proceso de formación del embrión.

Se han hecho muchos estudios sobre defectos de nacimiento entre mujeres expuestas al 2,3,7,8-TCDD. Algunos han encontrado un número de nacimientos defectuoso mayor que el normal, pero en la mayoría de las investigaciones no se han encontrado evidencias de defectos de nacimiento o problemas reproductivos por este motivo.

Las personas que han recibido dosis anormalmente altas de estas sustancias mantienen una salud normal. Todo indica que el hombre soporta estas sustancias mucho mejor que la mayoría de los animales de laboratorio. También es claro que trazas (concentraciones muy bajas, casi inapreciables) de estas sustancias se han encontrado en tejidos y en la leche materna de personas de muchos países; pero no se puede afirmar nada con seguridad sobre los efectos a largo plazo que esta contaminación puede suponer hasta la realización de nuevos y más detallados estudios.
El siguiente trabajo sobre Dioxinas lo tomamos de http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs225/es/ por considerarlo pedagógicamente adecuado en la comprensión del problema representado por las dioxinas.
  • "
    Las dioxinas constituyen un grupo de compuestos químicos que son contaminantes ambientales persistentes (COP).
    Las dioxinas se encuentran en el medio ambiente de todo el mundo y se acumulan en la cadena alimentaria, principalmente en el tejido adiposo de los animales.
    Más del 90% de la exposición humana se produce por medio de los alimentos, en particular los productos cárnicos y lácteos, pescados y mariscos. Numerosas autoridades nacionales ejecutan programas de seguimiento de los artículos alimentarios.
    Las dioxinas tienen elevada toxicidad y pueden provocar problemas de reproducción y desarrollo, afectar el sistema inmunitario, interferir con hormonas y, de ese modo, causar cáncer.
    Debido a la presencia generalizada de dioxinas, todas las personas tienen antecedentes de exposición, que se espera no afecten a la salud humana. No obstante, en vista del alto potencial de toxicidad de este tipo de compuestos, es preciso realizar esfuerzos por reducir los actuales niveles de exposición.
    Las medidas más eficaces para evitar o reducir la exposición humana son las adoptadas en el origen, o sea, la instauración de controles rigurosos de los procesos industriales con miras a minimizar la formación de dioxinas.
    Generalidades

    Las dioxinas son contaminantes ambientales que pertenecen a la llamada «docena sucia»: un grupo de productos químicos peligrosos que forman parte de los llamados contaminantes orgánicos persistentes (COP). Las dioxinas son preocupantes por su elevado potencial tóxico. La experimentación ha demostrado que afectan a varios órganos y sistemas.

    Una vez que penetran en el organismo, persisten en él durante mucho tiempo gracias a su estabilidad química y a su fijación al tejido graso, donde quedan almacenadas. Se calcula que su semivida en el organismo oscila entre 7 y 11 años. En el medio ambiente, tienden a acumularse en la cadena alimentaria. Cuanto más arriba se encuentre un animal en dicha cadena, mayor será su concentración de dioxinas.

    El nombre químico de la dioxina es 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-para-dioxina (TCDD). El término «dioxinas» se utiliza a menudo para referirse a una familia de compuestos relacionados entre sí desde el punto de vista estructural y químico, constituida por las dibenzo-para-dioxinas policloradas (PCDD) y los dibenzofuranos policlorados (PCDF). Bajo esa designación también se incluyen algunos bifenilos policlorados (PCB) análogos a la dioxina que poseen propiedades tóxicas similares. Se han identificado unos 419 tipos de compuestos relacionados con la dioxina, pero se considera que sólo aproximadamente 30 de ellos poseen una toxicidad importante, siendo la TCDD la más tóxica.
    Fuentes de contaminación por dioxinas

    Las dioxinas son fundamentalmente subproductos de procesos industriales, pero también pueden producirse en procesos naturales como las erupciones volcánicas y los incendios forestales. Las dioxinas son subproductos no deseados de numerosos procesos de fabricación tales como la fundición, el blanqueo de la pasta de papel con cloro o la fabricación de algunos herbicidas y plaguicidas. En cuanto a la liberación de dioxinas al medio ambiente, la incineración descontrolada de desechos (sólidos y hospitalarios) suele ser la causa más grave, dado que la combustión es incompleta. Existe tecnología que permite la incineración controlada de desechos con bajas emisiones.

    Aunque la formación de dioxinas es local, su distribución ambiental es mundial. Las dioxinas se encuentran en todo el mundo en prácticamente todos los medios. Las mayores concentraciones se registran en algunos suelos, sedimentos y alimentos, especialmente los productos lácteos, carnes, pescados y mariscos. Sus concentraciones son muy bajas en las plantas, el agua y el aire.

    Existen en todo el mundo grandes depósitos de aceites industriales de desecho con PCB, muchos con grandes concentraciones de PCDF. El almacenamiento prolongado y la eliminación inadecuada de este material puede liberar dioxinas hacia el medio ambiente y contaminar los alimentos humanos y animales. Los residuos con PCB no se pueden eliminar fácilmente sin que contaminen el medio ambiente y la población humana. Esos materiales tienen que ser tratados como residuos peligrosos, y lo mejor es destruirlos mediante incineración a altas temperaturas en instalaciones especializadas.
    Incidentes de contaminación con dioxinas

    En muchos países se analiza el contenido de dioxinas en los alimentos. Esto ha permitido una detección rápida de la contaminación y a menudo ha reducido su impacto.

    En muchos casos la contaminación con dioxinas se introduce a través de piensos contaminados, por ejemplo se determinó que algunos casos de niveles elevados de dioxinas en la leche o los piensos se debían a la arcilla, grasa o gránulos de pulpa de cítricos utilizados en la producción del pienso.

    Algunos incidentes de contaminación por dioxinas han sido más importantes y han tenido consecuencias más amplias en muchos países.

    A fines de 2008 Irlanda retiró del mercado muchas toneladas de carne de cerdo y productos porcinos, porque se detectó que las muestras analizadas contenían hasta 200 veces más dioxinas que el límite de inocuidad prescrito. Esta investigación dio lugar a una de las mayores retiradas del mercado debidas a contaminación química.

    La evaluación de riesgos realizada por Irlanda indicó que no existía peligro para la salud pública. El seguimiento determinó que la contaminación se había originado en alimentos contaminados.

    En 1999 se detectaron altas concentraciones de dioxinas en aves de corral y huevos procedentes de Bélgica. Posteriormente se detectaron en otros países alimentos de origen animal (aves de corral, huevos, cerdo) contaminados con dioxinas, cuyo origen se encontraba en piensos contaminados por aceite industrial de desecho con PCB que había sido eliminado de forma ilegal.

    En un grave accidente registrado en 1976 en una fábrica de productos químicos en Seveso (Italia) se liberaron grandes cantidades de dioxinas. La nube de productos tóxicos, entre los que se encontraba la TCDD, acabó contaminando una zona de 15 km2 con 37 000 habitantes.

    Se siguen realizando amplios estudios de la población afectada para determinar los efectos a largo plazo de este incidente en la salud humana.

    También se han estudiado ampliamente los efectos sobre la salud de la TCDD presente como contaminante en algunos lotes del llamado agente naranja, un herbicida utilizado como defoliante durante la guerra de Viet Nam. Se sigue investigando su relación con ciertos tipos de cáncer y la diabetes.

    Aunque puede verse afectado cualquier país, la mayoría de los casos se han notificado en países industrializados que disponen de medios adecuados de vigilancia de la contaminación alimentaria, donde hay más conciencia del peligro y en los que hay mejores mecanismos de control para detectar problemas relacionados con las dioxinas.

    También ha habido casos de intoxicación humana intencionada. El más notable, registrado en 2004, es el del Presidente de Ucrania, Viktor Yushchenko, cuyo rostro ha quedado desfigurado por el acné clórico.
    Efectos de las dioxinas en la salud humana

    La exposición breve del ser humano a altas concentraciones de dioxinas puede causar lesiones cutáneas, tales como acné clórico y manchas oscuras, así como alteraciones funcionales hepáticas. La exposición prolongada se ha relacionado con alteraciones inmunitarias, del sistema nervioso en desarrollo, del sistema endocrino y de la función reproductora.

    La exposición crónica de los animales a las dioxinas ha causado varios tipos de cáncer. El Centro Internacional OMS de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) realizó en 1997 y 2012 evaluaciónes de la TCDD. De acuerdo con los datos de las investigaciones en animales y los datos epidemiológicos humanos, el CIIC ha clasificado la TCDD como «carcinógeno humano». Sin embargo, no afecta al material genético, y hay un nivel de exposición por debajo del cual el riesgo de cáncer podría ser insignificante.

    Como las dioxinas están omnipresentes, todos tenemos una exposición de fondo y una cierta concentración de dioxinas en el organismo: la llamada carga corporal. En general, no es de suponer que la exposición de fondo normal actual tenga efectos en la salud humana. No obstante, debido al gran potencial tóxico de esta clase de compuestos, son necesarias medidas para reducir la exposición de fondo actual.
    Subgrupos sensibles

    El feto es particularmente sensible a la exposición a las dioxinas. El recién nacido, cuyos órganos se encuentran en fase de desarrollo rápido, también puede ser más vulnerable a algunos efectos. Algunos individuos o grupos de individuos pueden estar expuestos a mayores concentraciones de dioxinas debido a sus dietas (por ejemplo, grandes consumidores de pescado en algunas zonas del mundo) o a su trabajo (por ejemplo, trabajadores de la industria del papel y de la pasta de papel, o de plantas de incineración y vertederos de desechos peligrosos).
    Prevención y control de la exposición a las dioxinas

    La incineración adecuada del material contaminado es mejor método disponible para prevenir y controlar la exposición a las dioxinas. Asimismo, puede destruir los aceites de desecho con PCB. El proceso de incineración requiere temperaturas elevadas, superiores a 850 °C. Para destruir grandes cantidades de material contaminado se necesitan temperaturas aún más elevadas, de 1000 ºC o más.

    La prevención o reducción de la exposición humana se hace mejor con medidas dirigidas a las fuentes, es decir, un control estricto de los procesos industriales para reducir al máximo la formación de dioxinas. Esto es responsabilidad de los gobiernos nacionales, la Comisión del Codex Alimentarius adoptó en 2001 un Código de prácticas sobre medidas aplicables en el origen para reducir la contaminación de los alimentos con sustancias químicas (CAC/RCP 49-2001). Más tarde, en 2006, se adoptó un Código de prácticas para la prevención y la reducción de la contaminación de los alimentos y piensos con dioxinas y BPC análogos a las dioxinas (CAC/RCP 62-2006).

    Más del 90% de la exposición humana a las dioxinas procede de los alimentos, y fundamentalmente de la carne, los productos lácteos, el pescado y el marisco. Por consiguiente, la protección de los alimentos es crucial. Además de las medidas aplicables en el origen para reducir la emisión de dioxinas, es necesario evitar la contaminación secundaria de los alimentos a lo largo de la cadena alimentaria. Para la producción de alimentos inocuos es esencial que haya buenos controles y prácticas durante la producción primaria, el procesamiento, la distribución y la venta.

    Como se indica en los ejemplos citados, el pienso contaminado es a menudo la causa subyacente de la contaminación alimentaria.

    Debe haber sistemas de vigilancia de la contaminación de los alimentos o piensos que garanticen que no se superan los niveles tolerados. Los productores de piensos y alimentos son los responsables de garantizar la seguridad de las materias primas y de los procesos de producción, mientras que la vigilancia de la inocuidad de los alimentos y la adopción de medidas de protección de la salud pública es competencia de los gobiernos nacionales. Cuando se sospeche una contaminación, los países deben disponer de planes de contingencia para identificar, detener y eliminar los alimentos y piensos contaminados. Deben examinarse la población afectada (por ejemplo, mediante determinación de los contaminantes en la sangre y la leche humanas) y sus efectos (por ejemplo, la vigilancia clínica para detectar signos de enfermedad).
    ¿Qué puede hacer el consumidor para reducir el riesgo de exposición?

    La eliminación de la grasa de la carne y el consumo de productos lácteos con bajo contenido graso pueden reducir la exposición a las dioxinas. Una dieta equilibrada, con cantidades adecuadas de fruta, verduras y cereales, contribuye a evitar una exposición excesiva a una misma fuente. Esta es una estrategia a largo plazo para reducir la carga corporal, y probablemente sea más importante en las niñas y las mujeres jóvenes, con el fin de proteger la exposición del feto y de los lactantes amamantados. No obstante, las posibilidades de que los consumidores reduzcan su propia exposición es limitada.
    ¿Qué se necesita para identificar y medir las dioxinas en el medio ambiente y los alimentos?

    El análisis químico cuantitativo de las dioxinas requiere métodos sofisticados de los que sólo disponen algunos laboratorios en todo el mundo. El costo de los análisis es muy elevado y depende del tipo de muestra, pero oscila entre US$ 1000 para el análisis de una única muestra biológica y varios miles de US$ para una evaluación exhaustiva de las emisiones de un incinerador de desechos.

    Se están desarrollando cada vez más métodos biológicos de cribado, basados en células o anticuerpos, cuya utilización en las muestras de alimentos y piensos se está vez más validando. No obstante, esos métodos de cribado permitirán realizar más análisis con un costo menor. En caso de que una prueba de cribado dé resultados positivos, debe efectuarse una confirmación con análisis químicos más complejos.
    Actividades de la OMS relacionadas con las dioxinas

    En 2015 la OMS publicó por vez primera estimaciones de la carga mundial de enfermedades transmitidas por los alimentos. En este contexto se examinaron los efectos de las dioxinas en la fecundidad y la función tiroidea, y considerando estos dos criterios de valoración se comprobó que la exposición a las dioxinas puede tener una contribución significativa a la carga de enfermedades de transmisión alimentaria en algunas partes del mundo.

    La reducción de la exposición a las dioxinas es un objetivo importante desde el punto de vista tanto de la salud pública, para reducir la carga de morbilidad. Con el fin de proporcionar orientación sobre los niveles de exposición aceptables, la OMS ha celebrado una serie de reuniones de expertos.

    En 2001, el Comité Mixto de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios llevó a cabo una evaluación exhaustiva de los riesgos de las PCDD, los PCDF y los PCB análogos a la dioxina. Para evaluar los riesgos que suponen estas sustancias para la salud a corto o a largo plazo se debe determinar la ingesta total o media a lo largo de meses, y la ingesta tolerable debe evaluarse a lo largo de un periodo de al menos un mes.

    Los expertos han establecido de forma provisional una ingesta mensual tolerable de 70 pg/kg/mes. Esta es la cantidad de dioxinas que se puede ingerir a lo largo de la vida sin que se produzcan efectos detectables en la salud.

    La OMS, en colaboración con la FAO, a través de la Comisión del Codex Alimentarius, ha establecido un Código de prácticas para la prevención y la reducción de la contaminación de los alimentos y piensos con dioxinas y BPC análogos a las dioxinas. Este documento proporciona a las autoridades nacionales y regionales orientación en materia de medidas de prevención.

    La OMS es también encargada del Programa de Vigilancia y Evaluación de la Contaminación de los Alimentos del Sistema Mundial de Vigilancia del Medio Ambiente (SIMUVIMA/Alimentos), que, a través de su red de laboratorios en más de 50 países de todo el mundo, proporciona información sobre las concentraciones de contaminantes en los alimentos y sus tendencias. Las dioxinas están incluidas en ese programa de vigilancia.

    La OMS también ha llevado a cabo estudios periódicos sobre las concentraciones de dioxinas en la leche humana. Estos estudios permiten evaluar la exposición humana a las dioxinas procedentes de todas las fuentes. Datos recientes sobre la exposición indican que las medidas introducidas en varios países desarrollados para controlar la liberación de dioxinas han producido una reducción considerable de la exposición a estos compuestos a lo largo de los dos últimos decenios. Los datos de los países en desarrollo son incompletos y todavía no permiten analizar las tendencias a lo largo del tiempo.

    Actualmente la OMS sigue adelante con dichos estudios en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en el contexto del Convenio de Estocolmo, un acuerdo internacional para reducir las emisiones de determinados contaminantes orgánicos persistentes (COP), entre ellos las dioxinas.

    Se está examinando la posibilidad de tomar algunas medidas destinadas a reducir la producción de dioxinas durante los procesos industriales y de incineración. La OMS y el PNUMA han iniciado encuestas mundiales sobre la leche materna, que incluyen a muchos países en desarrollo, con objeto de vigilar las tendencias en la contaminación con dioxinas en todo el planeta y la eficacia de las medidas aplicadas en virtud del Convenio de Estocolmo.

    Las dioxinas están presentes en el medio ambiente y en los alimentos en mezclas complejas. Para evaluar el riesgo de esas mezclas en su totalidad se ha aplicado a este grupo de contaminantes el concepto de equivalencia tóxica. La OMS ha establecido y reexaminado periódicamente en reuniones consultivas de expertos los factores de equivalencia tóxica (FET) de las dioxinas y compuestos conexos. De este modo, la OMS ha establecido valores FET aplicables al ser humano, a otros mamíferos, a las aves y a los peces."

  • Queda claro el desafío que para la Química Sostenible representa este tipo de compuestos.

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